Paso por todo tipo, desde la más larga a la más corta, desde la más enredada a la más simple, desde la más tranquila a la más agitada, desde la más egocéntrica a la más humilde, desde la más terrestre a la más voladora.
Si! Te juro que voló, no lo conocía, pero lo probo, lo sintió y le gusto, desde ese momento le empezaron a enloquecer, a fascinar las alas de todo tipo, hasta las coleccionaba. Las que más le gustaban era de esas con cantidad de plumas, (es que con esas ella creía que la podían hacer volar más alto) pero este tipo no era fácil de conseguir, cuando las conseguía no le importaba nada de nada , ella solo se entregaba de lleno al cielo.
Pero más de una vez aterrizo, si si ! se daba terribles golpes, golpes de frente contra el piso, salio mal, desde muy mal hasta llego a ser muy feliz, a pesar de los aterrizajes ella siempre llevaba su paracaídas de reserva. Lo malo fue, que el paracaídas la llevo a no creer más en las alas, a querer cambiarlas por ese pedazo de tela tan insípida!.
La verdad que nose, ella nunca me lo quiso confesar pero pienso que le daba más seguridad.
…
Ya paso mucho tiempo de eso.
Hoy ella comenzó a acordarse de todas esas plumas y se pregunta…
¿Será que ya es hora de tirar ese pedaso de tela, y llego el instante de sentarme en la vereda a esperar algún par de alas que me invite a planear por horas y que me hagan sentir de lleno el viento?
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